

Y ya pasamos al plato estrella, la literatura fantástica. Bien, teniendo en cuenta todo lo que he leído de tan variados géneros, por algún motivo esto siempre ha sido lo que más me ha apasionado leer. No me resulta fácil analizar por qué, el caso es que es así sin duda. Pero buscando y rebuscando en mis libros más antiguos y en mi memoria, he llegado a una conclusión: no leía otra cosa cuando era pequeño. Lo primero que leí sobre el tema (o al menos eso creo recordar) fue la Saga de Deltora, de la escritora Emily Rodda. Esta saga de ocho libros está compuesta por los siguientes títulos:
Casi nada para un crío de diez años, a pesar de que son pequeños libros de ciento y pocas páginas. No voy a analizarla en profundidad ni pienso criticarla. Yo era un niño cuando las leí, así que solo diré que me gustaba, que me llevaba a mundos muy simples pero a la vez muy diferentes del que estaba y estoy acostumbrado a vivir. Las desventuras de Lief, Barda y Jasmine me atrapaban como si de una serie de dibujos se tratase y disfrutaba con ellas como el niño que era entonces. Y esa es la clave: la evasión. Un buen libro de literatura fantástica tiene que sacarte de este mundo y llevarte al suyo. Tiene que atraparte, fascinarte y estos ocho libros lo consiguieron conmigo, y eso es suficiente para mí. Tardé tiempo en conseguir todos los libritos que componen la saga, porque a España llegaban a cuenta gotas. De echo, el último llego a mis manos cuando ya leía literatura algo más adulta, pero no por ello me gustó menos terminar la historia. Esa fue la primera saga completa de libros que leí y me siento orgulloso de ello.
Casi nada para un crío de diez años, a pesar de que son pequeños libros de ciento y pocas páginas. No voy a analizarla en profundidad ni pienso criticarla. Yo era un niño cuando las leí, así que solo diré que me gustaba, que me llevaba a mundos muy simples pero a la vez muy diferentes del que estaba y estoy acostumbrado a vivir. Las desventuras de Lief, Barda y Jasmine me atrapaban como si de una serie de dibujos se tratase y disfrutaba con ellas como el niño que era entonces. Y esa es la clave: la evasión. Un buen libro de literatura fantástica tiene que sacarte de este mundo y llevarte al suyo. Tiene que atraparte, fascinarte y estos ocho libros lo consiguieron conmigo, y eso es suficiente para mí. Tardé tiempo en conseguir todos los libritos que componen la saga, porque a España llegaban a cuenta gotas. De echo, el último llego a mis manos cuando ya leía literatura algo más adulta, pero no por ello me gustó menos terminar la historia. Esa fue la primera saga completa de libros que leí y me siento orgulloso de ello.
Anda si consigo alguna imagen para poner por aquí... cómo se nota que ya son viejunos.
Entre medias de esto, también disfrutaba con los primeros libros de Harry Potter y pocas cosas más, hasta que un día apareció en mis manos un libro que desencadenaría mi amor homicida a este gran género. Una historia de espadachines, magia y criaturas imposibles con un regustillo a la antigua Grecia muy peculiar. Una historia que, ironías del destino, luego no resultó ser lo que parecía.
Entre medias de esto, también disfrutaba con los primeros libros de Harry Potter y pocas cosas más, hasta que un día apareció en mis manos un libro que desencadenaría mi amor homicida a este gran género. Una historia de espadachines, magia y criaturas imposibles con un regustillo a la antigua Grecia muy peculiar. Una historia que, ironías del destino, luego no resultó ser lo que parecía.
Y de la que hablaré la próxima ocasión...
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