¡Hola a todo el mundo! Vengo en el tren medio muriendo para
escribir esta entrada. Si es que en cuanto me pongo a leer o escribir en el
tren me mareo, ¡oh, vida cruel! Pero bueno yo sigo tirando al tema, aunque puede que la calidad baje respecto a mi anterior reseña (ja, ja, ja). Bueno, idioteces aparte, hoy vengo a
hablaros de una trilogía que he terminado hace poco tiempo y me ha dejado un
sabor agridulce: las Crónicas de Siala, del ruso Alexey Pehov.
Me animé a comprar el primer libro de la trilogía: El ladrón
de las sombras, gracias a una gran bajada de precio por parte del editor a
principios de año. Me resultó atractivo puesto lo que yo buscaba era algo de
fantasía épica pura, y creo que tuve suerte en encontrarlo. Aquí debo comentar
que caundo este libro salió por aquí algunos hablaban del parecido de su
portada con la de El nombre del viento. Estoy de acuerdo en lo de las portadas,
pero si omitimos el género al que pertenecen ambas obras, ahí acaba su
parecido.
Vamos con la reseña: En Valiostr corre la alarma pues el Sin Nombre, enemigo declarado del reino, parece que ha despertado de su letargo en el Norte. Nuestro protagonista principal es Harold el Sombra, considerado el mejor ladrón de Avendoom (capital de Valiostr), ciudad donde habita y trabaja. Este hombre lleva su oficio en paz cuando se ve involucrado en una serie de circunstancias que escapan a su control y que mucho tienen que ver con la vuelta del Sin Nombre. El mismo rey requerirá sus servicios y se le otorgará la misión de ir en busca del Cuerno del Arco Iris, el único objeto capaz de detener al Sin Nombre, que se encuentra en Hard Spein, los llamados Palacios de Hueso, la estructura más antigua de Siala donde innumerables peligros esperan a nuestro protagonista. Por suerte no estará sólo en esta empresa, pues contará con el apoyo de un grupo de guerreros, unos elfos de la nobleza y un trasgo que trabaja como bufón real y que dará más de una sorpresa. Por si esto fuera poco, parece ser que hay alguien más moviendo sus hilos desde la oscuridad.

Toda la obra está escrita en primera
persona desde el punto de vista de Harold, con un divertido tono irónico que a
veces se pasa de rosca pero que suele estar bien empleado. La historia de la
saga es cercana, amena y pocas veces aburrida.
El primer libro, titulado El ladrón de las sombras, me gustó
bastante. Sobre todo la parte en la que Harold hace de ladrón y se aventura en
lugares bastante peligrosos de la ciudad él solito y sin la ayuda de nadie. Para
no andarse con tonterías, Harold lo petaba. Dejaba claro que él es el mejor
ladrón del reino. Luego cuando el hombre este se tiene que ir en busca de los
Palacios de Hueso la cosa cambia y es que, en mi opinión, el tío se vuelve un
tanto triste tirando a pringado. No puedes cambiar tu forma de ser en tan poco
tiempo y esa es la sensación que me ha dejado. No por esto digo que la historia
deje de tener atractivo en ningún momento.
Pasamos al segundo libro, Rastreador de sombras. De este libro
sólo voy a decir, por no destripar la historia a nadie, que me recordó
bestialmente a un juego de rol de mesa. Hubo momentos en los que pensaba que
aquello era una historia lista para meterlo en Dragones y Mazmorras con los
personajes, los enemigos y situaciones ya pensadas. Eso sí, sigue siendo todo
muy dinámico y entretenido.


En el tercer libro, titulado Tempestad de sombras, se vuelve a recuperar parte de lo que me
gustó del primero y Harold vuelve a demostrar de lo que es capaz, aunque no por
demasiado tiempo. De todas formas, fue el libro que más me enganchó de todos y
es que los acontecimientos se suceden en cascada sin parar, incluso más que en los
anteriores. Pero hay algo que no me convenció mucho del libro, y es su final. Me
pareció precipitado y podría decir que algo forzado. De repente, todo el
tinglado que Pehov se había montado, que no era nada simple, se resuelve en
pocos párrafos y dejando la sensación de que falta algo. No es que sea un final
abierto, es que es imposible de cerrar lo mires por donde lo mires.
Como conclusión voy a decir que la historia en sí me gustó
bastante, más que nada porque cumplía con su función de entretenerme e
intrigarme hasta el final. Sí, hasta el final, porque ni si quiera en el final
se resuelven muchos de los misterios que nos plantea Pehov. Esperemos que el
escritor ruso decida continuar de alguna forma con las crónicas de Siala y nos
aclare estos puntos que en mi opinión se quedan a medias. Pero lo dicho, muy
recomendada para los amantes de la fantasía épica más pura y para todos
aquellos que busquen una historia siempre entretenida.
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