jueves, 21 de febrero de 2013

¿Por qué literatura fantástica? Parte 2.

Hoy sigo con mi historia de por qué soy un amante fiel de la literatura fantástica. La semana pasada nos quedamos en cierto libro que iba a ser el desencadenante de mi absoluta fidelidad al género fantástico hasta el momento, y ya ha llegado el momento de desvelar el título de dicho libro: La Espada de Fuego, de Javier Negrete. Ya puse un enlace a wikipedia en la entrada del domingo pasado sobre este autor. Reseñando brevemente el libro (algún día lo haré como se lo merece), cuenta la historia de Zemal, la Espada de Fuego, que tras la muerte de su anterior dueño, se ha quedado "huérfana", y para decidir quién será el que la empuñe de nuevo, los mayores maestros de la espada lucharán por ella en una carrera para buscarla. Pero esto sólo es la guinda del pastel. Las conspiraciones están por doquier, y en ellas se ven envueltos tanto los hombres como los dioses. Guerreros, magos, duelos a espada exquisitos, dioses muy interesantes y muchas sorpresas en esta obra con toda la apariencia de una novela de fantasía épica más.
Este libro tiene gran parte de culpa de que adore la fantasía. Pero este libro no es único, si no que es el primero de una saga de cuatro libros: La Saga de Tramórea. Compuesta por El Espíritu del Mago, El Sueño de los Dioses y El corazón de Tramórea.  Una saga potente, de la que ya hablaré como es debido. Sólo queda añadir que el señor Negrete me engañó, a mí y a mucha gente.

Pero no fue todo culpa de este libro. Después de este, que ya lo considero un libro adulto, apareció entre mis manos en una edición conjunta esto:

Se trata de los dos primeros libros que se publicaron en España de la Saga sobre El Brujo, la hechicera Yennefer y Ciri la Niña Sorpresa (casi nada), aunque este título parece ser que varía según donde lo busques. Son dos libros, El último deseo y La espada del destino, que a su vez son dos recopilaciones de relatos cuyo protagonista es principalmente el brujo Geralt de Rivia, cazador de monstruos y engendros que recorre el mundo en busca de trabajo. Están escritos por el polaco Andrzej Sapkowski, y hay que añadir que aquí en España se publicaron al revés, pero eso se puede leer aquí. Los cuentos recopilados en estos dos libros son algo así como un primer plato de apertura a la saga de siete libros que componen esta obra magna de la literatura (ocho en España gracias a la editorial poseedora de los derechos). Estos libros, cuanto menos se sepa de ellos antes de leerlos, mejor, pero se puede hablar un poquito por encima sin destripar mucho el contenido. Los relatos de El último deseo están basados descaradamente en cuentos clásicos como la Bella y la Bestia o Blancanieves y los Siete Enanitos, pero contados una forma más oscura y desgarradora de la que cualquiera que conoce y se espera. La espada del destino sigue también con la fórmula del relato corto, pero esta vez con historias originales donde se nos siguen presentando personajes y lugares que después, a lo largo de la saga serán sumamente importantes. Bien. Para mí, los dos libros son placeres hechos tinta. Todos los relatos son impecables, entretenidos, divertidos y cargados de sentimientos en todas las formas posibles. Cuando yo los leí, no los conocía nadie, pero nadie. Ahora, gracias sobretodo a los videojuegos que se han basado en estas historias, parece que son algo más conocidos y es algo de lo que me alegro (aunque una cosa no sustituye a la otra ni de lejos).

La Saga ya terminé de leerla hace más dos años, cuando salió a la venta el último libro. La he releído dos veces desde entonces y habrá una tercera antes de que acabe el año. La pluma de Sapkowski es especial, el lenguaje que emplea llega a todas partes porque él quiere, y sus historias son casi perfectas. Estos libros me han hecho reír y llorar, me han tocado en lo más profundo del alma como ninguna historia que he conocido hasta la fecha, y, al día de hoy tengo que decir que esta es la mejor obra fantástica que he leído nunca. Para mí, y tras haber leído mucho en el género, entre otras cosas grandes best-sellers como lo son los ahora tan aclamados Canción de Hielo y Fuego, esto es lo mejor que hay hasta la fecha. Nada lo supera. Y explicaré mis motivos más ampliamente en el futuro, pues reseñaré libro a libro y con mucho cuidado y mimo, porque esta saga lo merece. Porque las historias de Geralt, Ciri y Yennefer me han hecho crecer como persona.

Y esta es un poco la historia de por qué me enfoqué más plenamente en la literatura fantástica, con las obras más importantes que me llevaron a ello. Después de estos primeros libros, he seguido leyendo con los años, y voy a seguir haciéndolo, porque es el mejor pasatiempo que existe para mí.


La próxima entrada de literatura incluirá alguna la reseña personal, pero hasta entonces, que no decaiga la lectura. Hay mucho que contar: terror, histórica, ciencia ficción... Y poco a poco seguiré contando.

viernes, 15 de febrero de 2013

Kendo

Pues sí, kendo. Para el que no lo sepa, el kendo es un arte marcial de origen japonés en el que se combate provisto de una armadura o bogu, y de un sable de bambú o shinai. Bien, para el que quiera más información técnica puede mirar por wikipedia aquí.

El caso es que yo necesitaba hacer algo de ejercicio, más que nada porque desde que empecé la universidad hace ya unos tres años mi actividad física se ha visto reducida a mínimos. No es que esté muy gordo ni me canse a la de tres si tengo que correr un poco, pero oye, yo antes molaba más (mentira). Así que empecé a pensar en posibles soluciones a mi problema, que a su vez se subdividía en otros problemas que eran principalmente que casi no tengo tiempo para hacer nada, y la pasta (eterna graciosa). Podía apuntarme a un gimnasio, cosa que ya hice en el pasado y me resulta aburrida, o podía buscar un arte marcial y empezar a practicarlo. Esto último tenía el aliciente de que nunca en mi vida he hecho algo así, y siempre me ha llamado mucho la atención. Por ello llegué a la conclusión de que tenía que buscar un arte marcial que no me resultara muy caro y al que pudiera asistir tan sólo una vez a la semana, porque como ya he dicho no tengo más tiempo.
Pues bien, en seguida salió el karate entre medias, pero acabé descartándolo, un poco porque me parecía algo muy habitual y a mí no me gusta mucho ser habitual, y otro poco porque no me hacía ninguna ilusión pegarme con nadie. Puede que fuera por miedo, o no. Nunca lo sabremos. Por el mismo tema se descartó el  judo también. Entonces me acordé de unos episodios de Shin-chan que vi hace tiempo, donde el gran protagonista iba a clase de algo donde utilizaban una especie de espadas de madera y la liaba como siempre y todo eso. Intenté recordar cómo se llamaba eso, cosa que logré averiguar tras mirar por internete: Kendo.
Así que me decidí, busqué un sitio, me apunté y tuve la primera clase el martes.

Ahora podría ponerme a contar fundamentos básicos que aprendí (más o menos) el martes, así como protocolos variados y otras cosas, pero no lo voy a hacer. Todo eso está en la red para todo aquel que le apetezca buscarlo. Así que me centraré en mi experiencia como alumno MUY novato. Hay que decir que la foto que adjunto por aquí es de dos kendokas totalmente equipadas con su bogu completa. Yo voy en chándal a clase, y todavía será así durante mucho tiempo. Bien, para empezar, el miércoles creía que se me iba a caer el pie izquierdo. En kendo, la posición de los pies es muy importante, y para aquellos pobres desgraciados como yo que no están acostumbrados (todo principiante, vamos), el asunto se pone bastante serio. Tardé bastante en aprender el movimiento, y desde luego no lo domino todavía ni de lejos. Los brazos, sin embargo, apenas sufrieron unas pocas agujetas. Más que nada porque pasé más tiempo aprendiendo a sujetar el shinai que utilizándolo. Después de hora y media de clase y de dar las gracias a la buena persona que tuvo la suerte (já) de tenerme como alumno novato (tuve un profesor para mí sólo durante toda la clase explicándomelo todo como si fuera un niño pequeño), aquella noche dormí como un gatete cerca de una estufa.

Conclusión: soy un paquete integral, cosa que ya se esperaba. Mi esperanza es que con el paso del tiempo siga aprendiendo poco a poco, sabiendo que con una clase a la semana el aprendizaje va a ser muy, pero que muy lento. ¡Pero me esforzaré!

domingo, 10 de febrero de 2013

¿Por qué literatura fantástica? Parte 1.

He leído de casi todo, porque adoro leer. Es mi hobbie preferido. y no puedo dormir sin antes leer aunque sean cinco minutos, por muy tarde que sea. El día que no tengo libro junto a la mesita de noche lo paso increíblemente mal porque no hay nada que me desconecte del mundo real y mi cabeza da vueltas y vueltas en la oscuridad hasta quedar dormido, casi siempre varias horas después de acostarme. Bueno, desvaríos aparte y volviendo al tema, he leído casi de todo.

Novelas históricas como Salamina, del gran Javier Negrete (autor que aparecerá de vez en cuando por aquí) o novelas de terror como El Exorcista, de William Peter Blatty que increíblemente tiene novela y sí, es mejor que la película. Dentro de este campo debería mencionar las variadas novelas de zombies que he tenido el placer de devorar. También he leído novela juvenil, sobre todo durante mi adolescencia. Aquí podría mencionar al incansable Harry Potter, que a mí sí me acabó cansando o a las novelas de Flanagan, el detective adolescente barcelonés. También he leído novelas de espías, como Shibumi del poderoso Trevanian, y también algo de novela policíaca, aunque no me apasione demasiado. Y de aquí pasamos a la ciencia ficción, por la que me estoy decantando más últimamente. Lo último que ha caído de este género ha sido La chica mecánica, de Paolo Bacigalupi.

Y ya pasamos al plato estrella, la literatura fantástica. Bien, teniendo en cuenta todo lo que he leído de tan variados géneros, por algún motivo esto siempre ha sido lo que más me ha apasionado leer. No me resulta fácil analizar por qué, el caso es que es así sin duda. Pero buscando y rebuscando en mis libros más antiguos y en mi memoria, he llegado a una conclusión: no leía otra cosa cuando era pequeño. Lo primero que leí sobre el tema (o al menos eso creo recordar) fue la Saga de Deltora, de la escritora Emily Rodda. Esta saga de ocho libros está compuesta por los siguientes títulos:

  1. Los Bosques del Silencio.
  2. El Lago de las Lágrimas.
  3. La Ciudad de las Ratas.
  4. Las Arenas Movedizas.
  5. El Monte Terrible.
  6. El Laberinto de la Bestia.
  7. El Valle de los Perdidos.
  8. Regreso a Del.
Casi nada para un crío de diez años, a pesar de que son pequeños libros de ciento y pocas páginas. No voy a analizarla en profundidad ni pienso criticarla. Yo era un niño cuando las leí, así que solo diré que me gustaba, que me llevaba a mundos muy simples pero a la vez muy diferentes del que estaba y estoy acostumbrado a vivir. Las desventuras de Lief, Barda y Jasmine me atrapaban como si de una serie de dibujos se tratase y disfrutaba con ellas como el niño que era entonces. Y esa es la clave: la evasión. Un buen libro de literatura fantástica tiene que sacarte de este mundo y llevarte al suyo. Tiene que atraparte, fascinarte y estos ocho libros lo consiguieron conmigo, y eso es suficiente para mí. Tardé tiempo en conseguir todos los libritos que componen la saga, porque a España llegaban a cuenta gotas. De echo, el último llego a mis manos cuando ya leía literatura algo más adulta, pero no por ello me gustó menos terminar la historia. Esa fue la primera saga completa de libros que leí y me siento orgulloso de ello.
Anda si consigo alguna imagen para poner por aquí... cómo se nota que ya son viejunos.


Entre medias de esto, también disfrutaba con los primeros libros de Harry Potter y pocas cosas más, hasta que un día apareció en mis manos un libro que desencadenaría mi amor homicida a este gran género. Una historia de espadachines, magia y criaturas imposibles con un regustillo a la antigua Grecia muy peculiar. Una historia que, ironías del destino, luego no resultó ser lo que parecía. 
Y de la que hablaré la próxima ocasión...

sábado, 9 de febrero de 2013

Enter

Este es el tercer intento de blog que hago en mi vida.

La pereza me ha impedido seguir adelante con los intentos anteriores, a pesar de que hay veces que me es muy necesario escribir, redactar, sobre cualquier cosa. Y lo importante, desde ningún sitio. No soy nadie, lo que diga por aquí no se puede tomar en serio, porque no lo dice nadie. Redundante, sí, pero cierto.

Temas que tocaré... Bueno, cualquier cosa que me apetezca en general. Me encantan las historias, en cualquier formato. Mi poco tiempo libre lo utilizo para las películas, las series, los videojuegos (ya poco) y hasta el manga y el anime. Pero lo que más me gusta es leer y escribir. No voy a poner nada de lo que escribo por aquí, como mucho lo comentaré si algún día me veo con ánimo. Pero lo que sí voy a hacer es hablar sobre lo que leo o sobre lo que he leído (que no es poco). Creo que se podrían llamar críticas literarias, si un servidor tuviera algo de idea al escribir críticas, que no es así. Pero algo escribiré, ya veríamos qué.
También hablaré sobre vivencias de mi día a día, sobre puntos de vista que tengo en diferentes temas (quitando polémicas innecesarias), sobre cosas que estudie y me parezcan interesantes, o sobre música... Pues eso, lo que me apetezca.

No sé cuanta gente me leerá. Me es igual, esto lo hago más por mí que por nadie.